Hemos vuelto a salir juntas a las calles

El 8M de 2020 cientos de miles de mujeres salimos a las calles de Madrid, tras un año entero de trabajo cotidiano y un mes de Revuelta Feminista. La manifestación organizada por la Comisión 8M del Movimiento Feminista de Madrid, fue un éxito y demostró la fuerza del feminismo.

Hoy deberíamos seguir hablando de ese éxito pero, ante la confusión que se está dando tanto en redes como en algunos medios, y por respeto a todas las que formamos parte de este movimiento, creemos necesario aclarar una situación que se dio en el contexto de la manifestación.

Este año el lema consensuado de la manifestación era “con derechos, sin barreras, feministas sin fronteras”. Y esa pancarta se colocó en el Paseo del Prado para dar inicio a la manifestación a las 5 de la tarde, como estaba previsto.

La manifestación se organiza en asambleas y grupos de trabajo, con el esfuerzo de cientos de compañeras. Y la estructura de la manifestación es la misma desde finales de los años 70:

Primero se sitúa la pancarta con el lema común, las asambleas de barrios y pueblos que han trabajado todo este año en la comisión y los grupos de trabajo. Inmediatamente después se colocan los bloques y colectivos con reivindicaciones específicas dentro del movimiento feminista.

La manifestación es el reflejo de un modo de trabajo inclusivo que avanza a partir de los puntos comunes y de manera descentralizada.

Cuando la cabecera de la mani aún iba por Montera, este grupo bajó hacia el escenario rápidamente, en bloque y buscando la confrontación, tratando de llegar al escenario para boicotear el fin de la manifestación.

Las compañeras encargadas de escenario y otras que acudieron a ayudarlas realizaron un cordón con los brazos para garantizar que la cabecera pudiera acceder al escenario. El grupo de Callao las agredió con insultos, empujones y golpes, y lanzando objetos al escenario.

Entre las compas que ayudaron a formar el cordón había grupos de autodefensa, de la Plataforma de Encuentros Bolleros, de Taberna Bi y Bisexuales y Combativas y de otros espacios, que abandonaron sus pancartas y su lugar para priorizar el espacio común. A ellas, gracias.

Este grupo no fue parte de la manifestación: vino exclusivamente a boicotearla. Acudió directamente desde Callao a la zona del escenario y ni siquiera respetó la lectura del manifiesto: abuchearon a una compa trans mientras leía y silbaban durante la lectura del texto consensuado.

Mientras tanto, el resto de la manifestación seguía llegando a Plaza de España. Es un orgullo ver a 800.000 mujeres defendiendo un manifiesto que incluye decenas de reivindicaciones consensuadas.

Esto no es cuestión de “bloques enfrentados”: el 8M es un espacio plural, con posturas diversas sobre todos los temas, incluida la prostitución. Las difamaciones atacan al consenso construido por miles de mujeres que trabajan en torno a lo que nos une y no a lo que nos divide.

Las mujeres trans forman parte del movimiento feminista y para nosotras la transfobia es una forma de violencia. También lo es la apropiación y la instrumentalización del abolicionismo para reproducir un discurso de odio.

Dentro del 8M hay muchas mujeres abolicionistas que no se sienten representadas por estos discursos excluyentes y por unas formas de hacer política que no respetan la horizontalidad y la idea de construir en común, partiendo de la diversidad del movimiento feminista.

Desgraciadamente, lo que sucedió ayer no es un caso aislado: en la Comisión 8M llevamos todo un año soportando boicots constantes de estas mismas personas en las asambleas y grupos de trabajo. No es una cuestión de abolición: es una cuestión de poder.

Como no han conseguido boicotear y hacerse con el control de un movimiento que es descentralizado, que se teje en cada barrio y pueblo, en cada colectivo, sumando entre miles de mujeres diversas, han tratado de boicotear la manifestación.

Por todo esto no podemos quedarnos calladas ante las difamaciones que estamos leyendo. No podemos consentir insultos, mentiras, ni la exposición de compañeras. No podemos consentir que un grupo minoritario trate de dinamitar lo que hemos construido todas.

Desde la organización damos muchas, muchas gracias a los cientos de miles de mujeres que, un año más, salimos a la calle juntas, para encontrarnos, celebrar y construir en común. El feminismo es lo que hacemos entre todas. Todos los días son 8 de marzo. ¡Seguimos!