¡Nos queremos vivxs y sanxs!
Declaración de la Red Transfronterizas para el 28 de mayo: Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer
Como feministas transfronterizas, hoy nos articulamos en un llamamiento común en conmemoración del día internacional por la salud de las mujeres, lesbianas, trans y travestis.
Los sistemas de salud están basados en una hegemonía masculina, blanca, heteronormada y cisnormada. Sistemas de salud que están al beneficio de grandes capitales y multinacionales farmacéuticas y que dejan de lado la salud pública y preventiva que necesitan las mujeres y los pueblos.
En la medicina hegemónica, los síntomas como también los efectos de los medicamentos son vistos desde el cuerpo del hombre. La medicina occidental sigue infantilizando nuestras cuerpas y nuestros síntomas: somos consideradas muchas veces las frágiles, débiles, las histéricas. Somos las primeras olvidadas de la investigación médica cuando a las mujeres y disidencias del sistema sexo-género nos medican durante toda nuestra vida. Siguen existiendo afectaciones sobre los cuerpos de mujeres y disidencias del sistema sexo-género que no son consideradas ni estudiadas en los sistemas de salud.
Basta con la patologización y la psiquiatrización de las personas trans.
Basta de mutilaciones genitales impuestas a las personas intersexuales al nacer, así como las terapias de reconversión forzada. Basta con la práctica de mutilación, clitoridectomía e infibulación en cualquier parte del mundo.
Queremos una educación sexual en las escuelas y el derecho al acceso libre y gratuito a la anticoncepción. La educación sexual y la no discriminación son acciones necesarias para una salud preventiva en nuestros territorios. Las mujeres siguen muriendo como consecuencia de abortos ilegales y de complicaciones de partos en malas condiciones. Con esta crisis los gobiernos conservadores aprovecharon para hacer retroceder todavía más aún los derechos fundamentales de las mujeres.
En el mundo miles de mujeres son mutiladas todavía, nuestros cuerpos son estigmatizados, violentados.
Por todo esto, nos venimos movilizando desde muchos años por la lucha de nuestros derechos sexuales y reproductivos.
Por una salud sexual integral, por la libertad de decidir sobre nuestros propios cuerpos. ¡Aborto legal, libre y gratuito! No queremos más violencia obstétrica ni ginecológica, queremos poder decidir libremente sobre nuestra maternidad y si decidimos parir tiene que ser con dignidad. Desde ninguna perspectiva se puede plantear que una mujer que ha abortado o experimentado complicaciones obstétricas sea considerada como un riesgo social o sujeta de judicialización, por ello insistimos en la despenalización, considerando que se ha instaurado un delito específico para las mujeres en base a convicciones morales y conservadoras de la sociedad patriarcal. Insistimos en la excarcelación de las mujeres presas por abortar mucho más en este contexto de pandemia mundial en las que se las expone al contagio y por lo tanto a la muerte.
Las mujeres son las que, luchando con fuerza contra regímenes antidemocráticos sufren dentro del sistema carcelario y en tiempo de pandemia, cada día más la ausencia total de prevención de contagio y son las más expuestas, incluso con sus niñes, a falta de condiciones mínimas de salud. Existen regímenes hoy en el mundo como el de Turquía que tienen proyectos de ley de reparación (“casarse con el violador”) que legitimaría efectivamente el matrimonio infantil forzado y la violación legal. La solidaridad nos mantiene en vida.
Sobre las mujeres y disidencias del sistema sexo-género recaen mucho más las violencias.
Basta de violencia sobre nuestros cuerpos: basta de femicidios y travesticidios.
Las mujeres y cuerpos feminizados somos quienes más trabajamos, quienes tenemos en muchos casos doble carga laboral: la remunerada y la que no. Las mujeres realizamos tres veces más que los hombres el trabajo no remunerado. Además de las labores por un salario que es más bajo, especialmente para mujeres racializadas e inmigrantes, sobre nuestros hombros recaen las tareas de cuidado de los cuales la sociedad se desentiende y se sostiene a costa nuestra. Esto se ve reflejado también en la alta carga mental por “coordinación de tareas”. La imposibilidad de parar o de tener un espacio de descanso, perpetrados por los roles asignados entre “hombres” y “mujeres”, también afecta nuestra salud tanto física como mental. Estas cargas laborales no remuneradas se ven agravadas por la pandemia y el confinamiento. Este contexto deja en evidencia que en primera línea estamos las mujeres y los cuerpos feminizados, las cuidadoras en general y las trabajadoras de la salud que hoy asumen una labor de primera necesidad.
Que somos nosotras/es quienes realizamos los trabajos de cuidado y salud que hoy sostienen a millones en un contexto de crisis sanitaria y económica global. Exigimos salarios iguales y lugares de trabajo seguros. Necesitamos sistemas de salud públicos y sin fines de lucro controlados por los trabajadores y la comunidad.
Durante la pandemia somos las mujeres las que tenemos el mayor impacto físico y emocional y mayor riesgo de contagio ya que estamos en primera línea. El acceso a servicios de salud a sido siempre más complicado para las mujeres y actualmente con la pandemia se ha hecho mucho màs difícil.
Nuestros cuerpos deben ser cuidados y respetados, un sistema saludable reconoce que los cuidados están en el centro, tanto de las personas como del medio ambiente y los reconoce como una labor de todas, todos y todes.
En esta nueva conmemoración del día internacional por la Salud de las Mujeres, lesbianas, trans y travestis exigimos reconocimiento y dignidad para nuestras vidas, pero también reconocemos y saludamos a las millones de mujeres y disidencias del sistema sexo-género que hoy generan redes de cuidado y abastecimiento frente a la ausencia y prioridades de los estados nación, porque vivimos la urgencia. Nos seguimos acuerpando, organizando y tejiendo redes.
We want each other alive and well!
Cross-Border Feminists statement for the International Day for Health of Women, Lesbians, Transgender People and Transvestites, May 28, 2020
As cross-border feminists, we speak out together today in commemoration of the International Day for the Health of Women, Lesbians, Transgender People and Transvestites.
Global health systems give precedence to those who are male, white, heterosexual and cisgender. These health systems benefit big capital and the multinational pharmaceutical industry, ignoring the public health and preventive care that women and working people need.
The medical establishment evaluates symptoms and medications from their effect on the male body. Western medicine infantilizes women’s bodies and symptoms: we are often considered fragile, weak, hysterical. We are the first to be forgotten in medical research, although women and gender non-conformists may be over-medicated throughout our lives. Effects on the bodies of women and non-binary people are rarely considered or studied.
Enough with the treatment of transgender people as being physically or mentally diseased! Enough of genital mutilation imposed at birth on intersex people. Enough with forced conversion therapies. Enough with the practice of genital mutilation and clitorectomy anywhere in the world.
We want sex education in schools and open access to free contraception as a right. Non-discriminatory sex education is necessary for preventive health. Women continue to die as a result of illegal abortions and complications of unsafe births. Conservative governments are taking advantage of the COVID-19 crisis to roll back the fundamental rights of women even more.
Throughout the world, thousands of women are still mutilated. Our bodies are stigmatized, raped. That is why we have been mobilizing for many years to fight for our sexual and reproductive rights; for comprehensive sexual health; for the freedom to decide on our own bodies.
We demand legal, free abortion! No more obstetric or gynecological violence. We want to freely decide about motherhood and to give birth with dignity if that is our choice. From no perspective can it be argued that a woman who has been charged with having an abortion is a threat to society. The “crime” of abortion only exists because it conflicts with the beliefs of conservative, patriarchal society. Therefore we insist on decriminalization. Particularly in this context of a global pandemic, we insist on the release of women imprisoned for aborting because their incarceration exposes them to contagion and possible death.
Women who fight against undemocratic regimes are also suffering within the prison system. They and even their children are being exposed to contagion and denied the absence of minimum conditions of health. There are regimes like Turkey’s that have laws allowing rapists to avoid charges by marrying their victims, effectively legitimizing forced child marriage and legal rape. Solidarity keeps us alive.
Violence falls much more on women and gender non-conformists. Enough of violence on our bodies! Enough of femicide and transvesticide!
Women and feminized bodies are the ones who work the most, who in many cases have a double workload: paid and unpaid. Women do three times more unpaid work than men. In addition to working for lower wages that are even worse for women of color and immigrants, on our shoulders fall the unpaid tasks of caring for our families. The assigned roles of «men» and «women» produce stress, physical exhaustion and inadequate sleep that affect our physical and mental health. These unpaid workloads are compounded by the pandemic and quarantine. Women and feminized bodies are in the forefront as caregivers and health workers who support millions of people in a context of global health and economic crisis. We demand equal wages and safe workplaces. We need public and non-profit health systems controlled by the workers and the community.
During the pandemic it is women on the front lines who suffer the greatest physical and emotional impact and the highest risk of contagion. Access to health services has always been more difficult for women and nowadays with the pandemic it has become much more difficult.
Our bodies must be nurtured and respected within a system that places care at the center, for both people and the environment, and recognizes it as a task for everyone of all genders
In this new commemoration of the International Day for Health of Women, Lesbians, Transgender People and Transvestites, we demand recognition and dignity. We also honor the millions of women and LGBTQI+ people who provide care networks in the midst of this emergency with no help from nation states. We continue to gather, organize and weave networks.